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  • Foto del escritorLic. Fabricio Frias

Bitácora del abogado III.


Este año que comienza, se avecinan cambios importantes en materia legislativa, cambios que deben de servir para mejorar y transparentar el ejercicio del juzgador y permitir el acceso a la justicia, tal como dispone la Constitución, de manera irrestricta y en igualdad de condiciones.





Para empezar cada año como un ejercicio de auto crítica, me gusta observar y analizar el trabajo realizado cada año, para así, a partir de los resultados y el balance, mejorar aún más en lo posible, o incluso lo imposible, como decía Henri Barbuse:

"Es intentando lo imposible, como se realiza lo posible"

Y aunque ese fue el lema del despacho en un inicio, tuve que actualizarlo, ya que, aunque existen libertades humanas, el derecho se encarga de restringir esas libertades para no afectar derechos de terceros, sin embargo, como aptitud propia intento que aquello que parece imposible tenga una solución lógica e incluso de avenencia, cuando ya no es posible hacerlo por la vía correspondiente, así, llegué a la frase que acompaña cada promoción y que se puede leer en el logo y en la pestaña superior de la página:

"Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur".


Esta frase significa todo lo que el derecho en un principio debe regir, la avenencia por encima de la discordia, y es bien cierto, que siempre es mejor un arreglo, cuando los beneficiados serán menores o incapaces, por ejemplo. Y es que como mencionaba al inicio de este texto, siempre se puede intentar lo imposible, pero a veces la solución es más sencilla, y en el mejor de los casos, la avenencia es la mejor respuesta, y también puede ser la más complicada, ya que no es nada sencillo que las partes en conflicto logren acomodar sus intereses o fobias personales en beneficio de terceros afectados, incluso de ellos mismos.



A lo largo de mis años en ejercicio del derecho, he logrado entender que la misión de un abogado, no solamente consiste en redactar demandas en base a la ley vigente, no consiste en aprenderse leyes y códigos, no consiste en aplicar el derecho y ejercer acciones legales, la misión de un abogado va más allá de esa simpleza como se ha creído, la misión de un abogado es, antes de buscar el pleito, buscar la avenencia, pero también, servir como intermediario, como representante, como confidente y en tantos otros casos como amigo, pues la responsabilidad con la que cuento como abogado es inmensa, no se reduce a una mala práctica de la profesión, a un error de cálculo o una mala estrategia, implica la responsabilidad de hacerme cargo de un conflicto ajeno, como si fuera propio. Y ese es el momento, que ningún libro de derecho, ninguna facultad o ley te enseña la responsabilidad que tienes como abogado, carecer de profesionalismo o, al menos, de una insistente disciplina para lograr que gente que acude a mi ayuda logre resolver su conflicto, recuperar su libertad, comprobar su inocencia, restituir su bien despojado y tantos otros conflictos, lo cuales no se limitan a una simple responsabilidad profesional, hay una obligación moral de atender cada asunto con esmero, dedicación y profesionalismo.


Ser abogado no es una labor sencilla, sin embargo es la más gratificante, al enterarte de que como abogado influyes en la tranquilidad o alegría de aquellos que buscaron mi ayuda, obtuvieron lo peticionado. Ya sea que se haya tenido que pelear para lograr obtener ese derecho o que se haya convenido sin llegar a juicio o durante la primera etapa del juicio, en la audiencia de conciliación, es ahí donde veo que como abogado, puedo hacer una gran diferencia entre pelear una batalla perdida o lograr un acuerdo cuando no hay necesidad de un larguísimo juicio, si existe la voluntad de ambas partes para llegar a un acuerdo.


Un estratega militar, reconocido por su libro acerca de "El arte de la guerra" escribió que, ante todo, hay que saber escoger las batallas, saber cuales debes pelear y cuales lograr concilio, lo cual no significa que se deje sin defensa a un cliente con un problema, en algunos casos no es posible la concordia y es inaceptable las condiciones que propone la otra parte, es ahí donde no solo se deben escoger las batallas, que juicio hay que lidiar y cual no, si no que aquella lid que no otorgue condiciones justas y equitativas para concluir con el conflicto, se deberán pelear las condiciones por las que creemos y por el ideal de obtener lo que parece justo y sabemos que corresponde a mi cliente.


En conclusión, hay que saber escoger las batallas que van a pelearse, hay que saber elegir conciliar en el momento oportuno, y en caso que el concilio no pueda ser posible por que no existen condiciones justas para lograr un arreglo judicial, siempre, como última opción, mantener la batalla con profesionalismo, disciplina, entusiasmo y con profundo amor por lo que creo que es correcto.


Es aquí donde nuestro lema simboliza toda nuestra visión sobre los ideales y principios, las normas y la ética de nuestra profesión:



"Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur"


(Mediante la concordia las cosas pequeñas crecen; mediante la discordia, las cosas grandes se derrumban.)


¡Feliz inicio de año 2018!

Lic. Fabricio Frias

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