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  • Foto del escritorLic. Fabricio Frias

Bitácora del abogado II.


Cuando estudias la carrera en derecho, sistemáticamente, no hay ningún método o guía que te explique como debes hacer las cosas en el ejercicio de la profesión, vaya, aunque hay ciertos principios éticos, en realidad todo es basado en la propia moralidad de quien decide ejercer la carrera, y esto, tiene que ver más con una cuestión más bien excluyente del derecho, como menciona José Omar Sánchez Molina en su libro "La Moral y el Derecho" según Sánchez Molina, la moral no tiene cabida en lo que regula el derecho, pues por así decirlo, la moral es un elemento de la relación del hombre con su comportamiento interno hacia el exterior, el derecho por otra parte existe solamente y no puede ocultarse o ignorarse pues ambos traen consecuencias legales, en cambio la cuestión moral se posea o no, no presenta consecuencias jurídicas para el individuo.





¿Se puede ser inmoral sin romper ninguna norma? Para Kant esta respuesta tiene dos vertientes que podrían analizarse para llegar a una respuesta.


Primera: que el deber moral se cumple por deber y no por inclinación. La buena voluntad lo es en sí misma y no por las cosas que ella busca, por los fines que se propone.


Segunda: que los imperativos, como formulaciones de los mandatos de la voluntad, son hipotéticos o categóricos. Los primeros hacen referencia a un fin externo a la voluntad y los segundos se representan la acción como objetivamente necesaria, podríamos decir, que su fin es la voluntad misma.


La diferencia sustancialmente, es que para ejercer el derecho, hay que basarse en la conducta externa, verificable y comprobable, por otro lado, el concepto moral, solo atiende a la conducta interna del pensamiento.


Si en la valoración de la práctica del derecho, concluimos que nuestras motivaciones no son éticas o al menos apegadas a la moralidad para lograr el fin al que estamos enfocados, obtener la justicia, es entonces que si pensamos que para obtener un resultado en nuestro ejercicio del derecho debemos actuar con ética y una moralidad inquebrantable, eso nos llevará a triunfar y lograr una buena imagen de nuestro trabajo no sólo por nuestros clientes, si no la contraparte y los propios juzgadores, pero, no todo tiene tintes blancos o negros, en la práctica las cosas suelen ser un poco distintas y desde un enfoque mucho más comprometido, nos acercamos constantemente a lidiar con la inmoralidad y la falta de ética, nos rodea un halo de corrupción, de desprecio por la legalidad, aunque en ese acercamiento tengamos alguna participación, es notable que la perspectiva del abogado, se advierta con adjetivos poco humanos y desalentadores, pues en el ejercicio aunque existe de todo tipo de abogados, desde el incorruptible, el que se vende al mejor postor, el que solo cobra y desaparece, los hay incluso aquellos que aguardan recelosos por su éxito, los solidarios, los que buscan la verdad a toda costa, es un mundo heterogéneo, como en la diversidad que nos movemos diariamente, es difícil autodefinirse o tomar partido entre ser ético y justo a la par, para comprender un poco mejor lo que es ser abogado en el mundo moderno y como, en un juicio, se puede ser ético y justo, sin poner en riesgo el asunto o al cliente que se represente.





¿Qué hacer?

Antes que nada, en mi propia experiencia, quiero resaltar que es algo que me ha conformado en cuanto a experiencia y transparencia, sólo lo redacto como una forma de análisis didáctico, sin que quiera hacerlo parecer una guía.


Hay que saber entender al cliente antes de tomar cualquier asunto, la diversidad en cada aspecto personal y moral de la persona a la que se va a representar deberá influir, no solamente en la forma como deberás llevar su asunto si no en la forma que vas a comunicarle cada resolución del Juez.


Para entender como vas a explicarle el camino legal que se va a tomar, hay que ser directo y claro, pues el cliente no entiende de términos legales, no seamos como médicos que por un golpe ellos le dicen hematoma, hay que ser claros, decirles de que se trata el juicio, que pruebas tenemos para llevarlo a cabo y medir el éxito de ese asunto en base a lo escuchado y a lo estudiado, es importante que sepa que lo entiendes y además, lo más importante, que sabes de lo que hablas.


Si es la primera vez que vas a aventurarte en un juicio del que no tienes idea práctica, pero si teórica, corresponde por cuestión ética, decirlo, y sugiero que te apoyes en un abogado que sabe de esa área.


La forma en que vas a poner precio a tu trabajo es una de las principales cuestiones a estudio. Nuevamente, sugiero ser claro y directo y justificar anticipadamente cada gasto que se requiera, eso da tranquilidad al cliente de que no sólo se trabaja, si no que nuestro trabajo y esfuerzo tiene un valor el mismo que se le da a su asunto que estamos por resolver.


Sobre todo muéstrale el camino para que todo logre una mejoría en su asunto, para satisfacer su mínima curiosidad, dale tranquilidad y esfuérzate cada día por mejorar.

Busca siempre la concordia y nunca el pleito, a veces sabemos que no es tan sencillo buscar una avenencia extrajudicial, pero el cliente, el abogado contrario y el Juez te lo agradecerá, cuando no hay motivo para seguir un juicio, eso también déjalo claro a tu cliente, agradecerá poder llegar a un acuerdo en muchos de los casos.




¿Qué NO hacer?


No mientas al cliente, quedarás con una pesada losa que será difícil quitarte de encima, pues perderás credibilidad y confianza. Es mejor hablar con honestidad, certeza y directo, en mi experiencia la gente agradece, yo suelo explicarle porque su asunto no sería ganado, para mí vale más tener un asunto que genere experiencia y entusiasmo a cada avance, a que sólo cobrar y que sepa de antemano que no va poder lograrse nada de lo previsto.


No ocultes información, ya sean acuerdos, datos, mantén comunicación constante y sobre todo una cercanía empática, eso generará confianza y credibilidad.


No te vendas a la contraparte, no dejes en estado de indefensión a tu representado, no sólo es poco ético y poco profesional, si no que si puede constituirse como delito. Como reitero es mejor ser claro y si ya no tienes deseos de representar ese asunto, háblalo, recomiéndale a alguien, pero no lo abandones, recuerda que alguien lega a ti buscando solución a su problema y al abandonarlo lo dejas en una situación igual o peor que al principio.


No seas inconstante en tu trabajo, la constancia es difícil pero te dará muchas alegrías laborales y personales, el derecho requiere de estudio y crecimiento constante, diariamente, lucha por ello y demúestralo, aunque no lo creas, la gente se da cuenta de todo eso.


Básicamente, encuentra tu modelo, sigue tus propias pautas, reconoce tu valor y tu ética y ponla como tu carta de presentación, recuerda que antes de cualquier principio o filosofía que quieras adoptar, existe el principio más elemental para ejercer y es, EL PROFESIONALISMO, ejerce el profesionalismo en tu vida diaria y defiende tu nombre por encima de toda moral. Ese será tu principal valor, lo demás llegará poco a poco y depende de que importancia le des, en lo personal, estos principios los llevo practicando en mi vida laboral y profesional desde que ejerzo el derecho y son lo que acompaño con mi nombre, es principalmente, como yo deseo proyectar esta imagen de abogado, de defender cada derecho, de ser lo más justo y a veces, muy a pesar mío, lograr convenio antes que pelear ciegamente.

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